Dr. Osvaldo Bodni

La Investigación psicoanalítica.

Antecedentes

La formación médica de Freud es para nosotros una de las principales claves para comprender su manera de encarar las primeras investigaciones psicoanalíticas, pues el campo médico está constituido por prácticas muy antiguas que siempre utilizaron la interpretación y los estudios de caso único como ejemplares paradigmáticos. Como acotación, el método estadístico recién se instala en la medicina después de la segunda guerra mundial, en relación con la difusión de los antibióticos.  

El seguimiento caso por caso es la antigua norma de la medicina, de regla en el psicoanálisis, y como método de investigación es especialmente válido como ejemplar para el desarrollo de hipótesis producto de interpretaciones. Aquellas en ningún momento se afirman como absolutamente verdaderas o universales, produciendo en cambio un efecto de disparador para la exploración de las mismas en otros ejemplares, o en el mismo ejemplar por otros investigadores, o modificando las técnicas de estudio, o complementando y probando distintos métodos, y procurando eventualmente su verificación o su refutación.

Freud asistió a las clases de medicina del siglo XIX, en las que se practicaba la “recorrida de sala” cotidiana, deteniéndose los profesionales liderados por el profesor ante cada enfermo,  discutiendo en grupo el diagnóstico, la evolución y el tratamiento. Asistió también a los “ateneos” en los que se presentaban los casos estudiados desde múltiples ángulos, siendo muy importantes los ateneos anátomopatológicos,  en los que tras ejercitar toda clase de conjeturas interpretativas se leían por fin los resultados. El grupo de los miércoles, que aun hoy es la matriz de la formación psicoanalítica grupal en seminarios, tiene su origen en aquellas prácticas de producción colectiva de conocimiento.  

Los problemas del psicoanálisis en sus comienzos no pasaban por las evidencias observacionales, que eran abundantes en cada uno de los casos de Freud, sinó por las particularidades y resistencias de una medicina académica incipiente,  que  recién comenzaba a diferenciarse del “arte de curar”,  y que intentaba verificaciones empíricas con pretensiones de cientificidad. En sus primeras etapas de desarrollo esta primitiva medicina científica, todavía muy joven, desconoció sus propios límites enfrentándose a su propia tradición metodológica interpretativa.

En cuanto al fundador del psicoanálisis los primeros casos de Freud parecen estudiados para producir una generalización al estilo inductivista, para luego desembocar en la formulación de una hipótesis en términos teóricos. Pero en realidad, su formulación de 1890 estuvo vigente en cada una de sus obras: “ voy a hablar de cómo podrían ser las cosas, no de cómo son…” (Freud. S.1890a).

Algunas hipótesis le señalaban los hechos significativos, aunque siempre con  un eje metodológico en la semiología médica. Recordemos que esta práctica comienza aun hoy con una minuciosa anamnesis, una escucha del síntoma y una observación del signo, es decir, el conjunto de aquellos fenómenos empíricos que serán objeto de la interpretación médica.

Luego, la tarea se dirige a la construcción del particular documento característico de la investigación de cada caso constituido por la “historia clínica”. Para Freud el neurótico presenta una anamnesis lacunar, el importante fenómeno clínico que no tardó en convertirse en su objeto de investigación reflejado en sus historiales. 

Para Lorenzano (1989 y 1996) una teoría se define no sólo por sus términos teóricos sino también por otros que provienen siempre de alguna otra teoría. En un campo de conocimiento la unidad de conceptos teóricos y extrateóricos se denomina expansión teórica, y nos permite, por ejemplo, remitirnos tanto a una psicopatología expandida al psicoanálisis, como a una investigación psicoanalítica expandida a la psicopatología.

Volviendo al método de Freud él comienza por identificar a un paciente como ejemplar de una teoría, construyendo un diagnóstico presuntivo. Y cada paciente se constituye en una  aplicación empírica de una teoría clínica. Siguiendo este modelo (estructuralista) de análisis de la ciencia, las primeras aplicaciones de una teoría pueden distinguirse de las subsiguientes y desde este punto de vista los primeros casos de Freud son ejemplares paradigmáticos. (Lorenzano.1996)

En medicina, las características de los ejemplares paradigmáticos, es decir, los estudios de cada caso, se registran y comunican mediante el documento llamado historia clínica. En la obra de Hipócrates figuran más de 40;  los  historiales freudianos no llegan a un número tan elevado pero revisten el mismo carácter documental.

 La historia clínica.

El estudio de cada caso, enfocado en principio al diagnostico, está entonces enraizado con el acto médico desde sus principios coincidiendo con el desarrollo de la escuela griega. Hipócrates superó el chamanismo fundando una práctica que en sus principales aspectos sobrevive hasta nuestros días. Llegó a decir respecto de la epilepsia, por ejemplo: "me parece que esta enfermedad no es más divina que las otras",... "si los hombres llamaran divina a cada cosa que no entienden, no habría límite para las cosas divinas".

Desarrolló una sistematización práctica de la acción diagnóstica, que se realizaba en cada caso, consistente en el estudio de la repetición regular de síntomas y signos, instrumentando una minuciosa observación e interpretación de los datos manifiestos que hasta hoy practicamos y conocemos como semiología médica.

Así realizó conjuntos conceptuales, empezando por "agrupar por lo similar", para luego introducir diferenciaciones a partir de la evolución clínica de los pacientes. Con su método lógico el reconocimiento de regularidades, analogías y diferencias entre los datos culmina con la identificación de las entidades patológicas. Estas constituyen las clases a las cuales habrá de pertenecer o no cada descripción particular cuidadosamente documentada.

Dijo Hipócrates: "Hágase un resumen de la génesis de la enfermedad, y luego mediante discursos y exploraciones minuciosas, reconózcanse semejanzas entre sí, y luego las desemejanzas entre las semejanzas, y por fin nuevas semejanzas en las desemejanzas hasta que de éstas resulte una semejanza única: tal es el camino". En psicoanálisis hoy ratificaríamos que éste es nuestro recorrido habitual, desde las primeras entrevistas, y desde el diagnóstico presuntivo al diferencial.

Nos acercamos a otra semejanza con el método psicoanalítico porque para la escuela griega el interior del cuerpo y su funcionamiento eran impenetrables al conocimiento, por lo que el método médico por excelencia fue la interpretación.

Hipócrates señaló sin embargo algunos caminos metodológicos  al afirmar: "...debemos considerar causas seguras para una afección todas aquellas cosas que son necesarias para que aparezca, y cuya ausencia determina su desaparición".  Stuart Mill en su “Sistema de la lógica inductiva y deductiva”se refiere al método hipocrático como el método de las concordancias y las diferencias.  “Si dos o más casos del fenómeno que se investiga tienen solamente una circunstancia en común, la circunstancia en la cual todos los casos concuerdan, es la causa o el efecto del fenómeno en cuestión” y “Si un caso en el cual el fenómeno que se investiga se presenta y un caso en el cual no se presenta tienen todas las circunstancias comunes excepto una, presentándose ésta solamente en el primer caso, la circunstancia única en la cual difieren los dos casos es el efecto, o la causa, o una parte indispensable de la causa de dicho fenómeno”.

La interpretación lleva a Hipócrates a desarrollar la teoría de los humores, que Galeno, seis siglos después conservaría en Alejandría. Los humores sufren procesos de acumulación, descarga, desplazamiento y conversión, es decir, vicisitudes totalmente similares al proceso de la libido  en el modelo freudiano.

En general en el siglo XIX la clasificación de las enfermedades mentales se hizo siguiendo los modelos paradigmáticos de la medicina general. Ya posibilitadas las autopsias y la experimentación fisiológica, el  hallazgo de lesiones anatomopatológicas sugirió la división de las enfermedades  mentales en endógenas y exógenas, como un concepto muy lejos de ser preciso. Y en un cambio no siempre tenido en cuenta, Freud desarrolló en 1891 una teoría acerca de afasias de conducción que implicaban trastornos funcionales, es decir sin lesión, con una conceptualización novedosa aplicable a la parafasia de Ana O.

Respecto de la obtención de datos la propuesta de Freud fue además una revolución metodológica. Su novedosa técnica de escucha e interpretación apuntaba a la subjetividad y superaba el corsé científico de la observación verificable. En la epicrisis de Isabel de R., escribió : "... a mí mismo me causa singular impresión el comprobar que mis historiales clínicos carecen por decirlo así, del severo sello científico y presentan más bien un aspecto literario...”

El psicoanálisis promovió una semiología  que además del interrogatorio médico tradicional se orientó al registro de asociaciones espontáneas. Además, a partir de sus hipótesis, introdujo una  nosografía, es decir, una clasificación etiológica, fundada en un “conflicto” psíquico extraconciente. Este modelo, concebido como un aparato fisiológico de la subjetividad, requirió un "humor", al estilo hipocrático, la libido, de cuyas vicisitudes dependería el funcionamiento del sistema dando lugar tanto a los distintos tipos normales de la personalidad humana como a sus modalidades de expresión de conflictos y anomalías. La clasificación original está anclada en la teoría de las fijaciones pulsionales, que comprende  erogeneidades evolutivamente sucesivas en conflictiva transacción con las defensas, que se detectan en escenas desplegadas en la situación transferencial, en relatos y en el lenguaje. 

Freud se basó en el estudio de casos particulares, es decir, en investigaciones de la evolución de casos ejemplares minuciosamente registrados en la historia clínica. ( El documento médico por excelencia que registra la evolución de la enfermedad hasta su culminación en las tres alternativas clásicas de cura, pasaje a la cronicidad, o muerte).

La hipótesis de Freud lo llevó a reformular la totalidad de un conjunto de prácticas, nacidas al calor de la medicina, pero separándose de ella. A partir de la semiología médica, sin embargo,  propuso que la interpretación causal de un síntoma manifiesto requería pensar un sustrato, en este caso una psicología, que funcionó como una fisiopatología, es decir, como una metáfora de órganos y funciones ocultas tras los signos manifiestos: para ello debió crear un modelo de aparato fisiológico de la psique, al que conocemos como aparato psíquico. La causalidad comenzó a ser interpretada como una contradicción intrapsíquica, introduciendo en la medicina el concepto de conflicto, cuando remitía hasta entonces a una causa anclada en el concepto de lesión.

En cuanto a la recolección de datos, sabemos que atribuyó los problemas de amnesia lacunar de las neurosis a una defensa activa, y propuso superarla utilizando su técnica especial de asociación libre heredada de la hipnosis.

 

Canguilhem, médico y filósofo de la ciencia, heredero de la cátedra de Bachelard, señaló precisamente que una de las novedades epistemológicas introducidas por Freud fue la aplicación a la psicopatología de un modelo fisiológico. Desde la antigüedad, las enfermedades, caso por caso,  constituyeron una suerte de “experimento natural” para estudiar la fisiología. Es decir, que a partir de las alteraciones, la medicina intentaba deducir el funcionamiento normal del órgano. Paralelamente al registro de las “curaciones”, aparecen los registros relativos a la alteración de “funcionamientos”, intuidos entonces por el observador. En el caso del psicoanálisis Freud también parte directamente de una psicopatología, sin una “psicología” de base.

 

David Maldavsky (2006 ) diferencia los distintos criterios de Freud para la selección de sus casos, en  función de investigar semejanzas y diferencias, poniendo en tensión sus hipótesis. Así la comparación del caso Schreber con una paciente delirante, comienza como una autorefutación para concluir en elementos psicopatológicos comunes, haciendo alusiones en aquel caso a una comunidad científica. Cabe señalar aquí que Freud, a partir de compartir su trabajo con un grupo de discípulos, alcanza a producir una comunidad científica, articulada por un evidente status identificatorio y con un lenguaje común, por lo que  poco a poco se refiere a sus investigaciones, cada vez más, como si el aparato psíquico y su funcionamiento fueran concepciones comprobadas.

En la mayoría de sus casos se presentan elementos comunes que configuran una clase, comparaciones entre ellos, y diferencias clínicas particulares. Las vicisitudes de las fijaciones y las defensas remiten tanto a operaciones clasificatorias en torno a conceptos comunes como a otras destinadas a marcar las diferencias.

En cuanto a sus principales estrategias de modelización Freud varía entre borrar diferencias a través de una  conceptualización, clasificar procesos de conflicto, o diferenciar entre relatos y actos. Se permite realizar autorefutaciones exitosas, con un progreso sostenido, pero variado y alternante entre el estudio de los modelos psicopatológicos, de los procesos psíquicos infantiles, y la clínica  comparada de escenas relatadas, entre sí, o con las desplegadas en la transferencia.

Acotaciones metodológicas.

En la introducción de Hartving Dahl al libro compilado por éste, junto a Horst Kachele y Helmut Thoma, (Dahl et al.) aquel señala el deseo de estimular el interés de los psicoterapistas dinámicos por la investigación empírica. Para ese libro, de 1987, se habían convocado a asistentes al 8* workshop de Investigación empírica del congreso de Hamburgo de la IPA. El libro, en el que todos los autores trabajaron sobre un caso, presenta dos partes, la primera está dirigida a la investigación de estructuras psicodinámicas y la segunda a la "Evolución de los Métodos de Investigación de Caso unico". Señala Dahl que los autores de la primera sección fueron norteamericanos, mientras que el tema de caso único despertó el interés de los analistas alemanes, demostrando las distintas tendencias estratégicas de los investigadores.

Como punto de partida se presentan los principios de congruencia de Schacht, Strupp y Henry , PTO, (1984)que consideran necesarios para evaluar una investigación en psicoterapia. P es "problema clínico", un concepto destinado a reemplazar el comienzo tradicional de las investigaciones de psicoterapia a partir de menúes de diagnóstico como el DSM 4. T remite al cambio terapéutico y O a la evolución clínica.

El método de Luborsky et al. (1977) también remite a una representación del tema de conflicto del paciente, mas que a un diagnóstico de inventario. Propone clasificar tres tipos de situaciones de conflicto relacional que un paciente refiere a su terapeuta: deseo(W), respuesta al deseo( RO) y respuesta del self (RS) . El foco es el "Core Conflictual Relationship Theme" ( CCRT).

Por otro lado Dahl, Theller, y Bucci difieren en cuanto a qué tipo de fenómenos considerar clínicamente específicos. Más bien tienden a construir sus clasificaciones a partir de categorías que surgen de relatos de la vida cotidiana, sin inventarios predeterminados. La repetición de secuencias particulares en la asociación libre va determinando las estructuras, que  se presentan como casos especiales de deseos, creencias, emociones o defensas.

En cuanto a Hoffman y Gill (1982) procuraron sistematizar sus investigaciones sobre la transferencia, dedicando sus esfuerzos a afinar los parámetros de obtención de datos basados en lo manifiesto pero como indicadores de la actividad inconciente. Y Weiss (1986) presenta sus aportes al modelo teórico, señalando que la labor psicoterapéutica en neutralidad crea las condiciones para que el paciente pueda expresar sus deseos y creencias mas inaceptables. Además este último opera con un “plan patológico inconciente”, y testea permanentemente a su terapeuta para conocer sus opiniones respecto de sus creencias patológicas y de su plan.

Al comenzar la segunda parte, con mayor acento sobre la metodología, Kachele, Thoma, Ruber y Grunzig señalan que hoy en día la utilización de grabaciones debe considerarse un procedimiento standard para quienes piensen en realizar investigaciones serias después de las sesiones, aunque reconocen que el número de quienes se prestan al procedimiento aun es pequeño. Pero a partir de una convocatoria de los autores realizada hace años, la universidad de Ulm posee un banco de material psicoanalítico anónimo grabado (de analistas y pacientes desconocidos) en una cantidad sin precedentes, del que fue tomada la sesión estudiada por varios autores.

Uno de ellos sin embargo, Grunzig, trabajó sobre una serie de sesiones de un mismo caso, cuyos  resultados fueron expuestos a los demás, concluyendo que las investigaciones “planeando sobre todo el caso” producian una tendencia a obtener resultados equiparables entre los distintos investigadores, a diferencia de los trabajos sobre una sesión, pero que dicho tipo de investigación había sido muy poco utilizada. En general la investigación en 1987 parecía mas dedicada al delineamiento y puesta a prueba de métodos que a la discusión de sus resultados.

El método particularmente elegido por el autor de este trabajo es el análisis de una serie de sesiones sobre un adulto mayor, aunque con la variante de comparar el estudio de su discurso verbal con una serie de producciones plásticas y literarias del mismo.     

Conclusiones

1)      El estudio de un caso y su seguimiento sistemático documentado,  es una metodología asentada, de raíz histórica académica en la medicina, utilizada por Freud para ejemplificar sus hipótesis psicoanalíticas.

2)      Desde el lugar del psicoanálisis el mismo Freud y numerosos autores posfreudianos han validado la realización de investigaciones fuera de la sesión, sobre registros de material clínico.

3)      La utilización de técnicas modernas de registro textual todavía es tema de discusión en la comunidad psicoanalítica. Aunque permite avances significativos, sobre todo en cuanto a la investigación del discurso, algunos sostienen que puede introducir variables de distorsión en la sesión. Existen sin embargo otros grupos de psicoanalistas fuertemente partidarios de la utilización de métodos de registro textual.

4)      Algunas investigaciones se han desarrollado sobre materiales anónimos, registrados por analistas no conocidos.