La teoría del plasma germinativo, del biólogo August Weisman(7), significó para Freud un elemento conceptual para un desarrollo teórico valioso que, de algún modo, encierra la propuesta de una trascendencia no religiosa, de base biológica. Quizá la ciencia no significaría entonces un sacrificio total del alivio que la ilusión religiosa había procurado al tema de la finitud. La primera referencia se encuentra en "Introducción del Narcisismo", donde dice :"... consideraciones biológicas abogan en su favor. El individuo lleva realmente una existencia doble, en cuanto es fin para sí mismo y eslabón dentro de una cadena de la cual es tributario contra su voluntad o, al menos, sin que medie esta. El tiene a la sexualidad por uno de sus propósitos, mientras que otra consideración lo muestra como mero apéndice de su plasma germinal, a cuya disposición pone sus fuerzas a cambio de un premio de placer; es el portador mortal de una sustancia- quizás- inmortal, como un mayorazgo no es sino el derecho habiente temporario de una institución que lo sobrevive. Y agrega : "...quiero confesar en este lugar de manera expresa que la hipótesis de unas pulsiones sexuales y yoicas separadas, y por lo tanto la teoría de la líbido, descansa mínimamente en bases psicológicas, y en lo esencial tiene apoyo biológico."

Weisman, uno de los más importantes biólogos darwinistas de fines del siglo XIX, es reconocido como uno de los fundadores de la genética. Afirmaba que las células germinales de los animales contenían "algo esencial para las especies, algo que debe ser cuidadosamente preservado y pasado de una generación a otra". Una concepción válida en términos de herencia biológica, que tanto Weisman como Freud solo podían suponer de naturaleza química, sin anticipación posible de su status actual de lenguaje . En cuanto a la teoría pulsional de 1920, Freud afirmó en "Más allá del principio del placer" que ésta era el corolario dinámico de la teoría morfológica de Weisman, dedicándole un extenso comentario y discutiendo el tema de la muerte que para él no debía producirse por causas internas de ley biológica, sino por una pulsión de retorno a lo inanimado.

La matriz biológica de las pulsiones consiste en el "instinkt", aquel inconciente filogenético e instintivo, "semejante al que se encuentra en los animales",(Fetichismo; Moises), que es el reservorio de las protofantasías que generan desenlaces psíquicos, y de patrones comportamentales, simples como las emociones, o de mayor complejidad como el impulso a la transmisión. Con el plasma germinativo inmortal la teoría ubica al sujeto como eslabón de una cadena generacional, con un impulso también "instintivo" a la conservación de la especie. Con estas consideraciones en nuestro trabajo "Vejez y transmisión" (Premio Argentino Liniado 1997)(3), pensamos en una pulsión parcial de transmisión de la cultura, que integrando Eros, es el complemento de la pulsión de conservación de la especie que Freud desarrolla en el "Esquema del psicoanálisis". Si la transmisión, tanto genética como cultural, es la forma de perdurar del sujeto de la especie, la angustia por quedar fuera de la memoria, por no producir un sucesor, o por no poder transmitir identificaciones, debe considerarse un contenido esencial de la angustia de castración, presente de un modo singular en la vejez como efecto Zeigarnik. Este concepto de Lewin, citado por Bleger, de sobreinvestidura de metas inconclusas y tareas no terminadas, nos pareció útil para estudiar las frecuentes patologías de la vejez relacionadas con una transmisión imposible(2).

El modelo psíquico de 1891, de la monografía sobre La Afasia, requiere la conducción de una cantidad entre neuronas. Posteriormente el potente modelo de memoria de 1895 será cognitivo, un anticipo de la notación binaria, basado en la transmisión de cargas por un sendero neuronal en el que las neuronas quedan en posición de unos o ceros en cuanto al paso dibujando "huellas" mnémicas. La transmisión por fuera del sistema es posterior. En su libro "Transmisión de la vida psíquica entre generaciones", Rene Kaes (5), estudiando la herencia cultural transubjetiva, hace un abordaje del concepto de transmisión en los textos de Freud que clasifica en cuatro tipos : Vererbung que remite a lo que se ha legado, Erwerbung que es lo recibido por transmisión, Erblichkeit que designa aquello que ha heredado, y Ubertragung , que es el único término activo, que corresponde a transmitir y a transferir.  Kaes atribuye un fuerte carácter pulsional a la transmisión de los legados culturales, en cuya red de discursos, fantasías e historias contadas está siempre inserta la existencia del sujeto. Se trata para el autor :" ...de exigencias pulsionales inconcientes, en las que prevalecen a veces las exigencias narcisistas de conservación y continuidad de la vida psíquica, a veces las del Ideal del Yo y del Superyo, más precisamente , la transmisión de las prohibiciones fundamentales. ...siempre aparece la necesidad de transferir-transmitir en otro aparato psíquico..." En el mismo texto cita en su apoyo a P. Legendre que dice : ".....una transmisión no se funda en un contenido, sino ante todo en el acto de transmitir" (5 )

La pulsión de conservación de la especie, integrada en Eros, tiene su meta en la transmisión de la genética y la cultura al sucesor, y el pasaje activo de saberes es condición necesaria para completar la insuficiencia esencial de la memoria genética humana.. Así como en las primeras etapas de la vida la erogeneidad está esencialmente vinculada a la receptividad y a la construcción del sujeto singular, en la vejez la pulsión de transmitir toma el comando y la erogeneidad se organiza en función de la sucesión. Los sujetos más viejos son probablemente los protagonistas esenciales de este entramado sucesorio transmitiendo las tradiciones, contando sus mitos y transfiriendo las destrezas con la misión de preservar la cultura. Son ya casi el antepasado del otro ante quien juegan su admisión en la historia. Y en el soporte de las pulsiones se produce una escisión entre la autoconservación y la conservación del conjunto que entonces adquiere la investidura mayor. El emblema de la perduración trascendente del sujeto es la supervivencia del grupo conservador de la memoria. Decíamos en el trabajo citado: "Freud no realizó ninguna referencia directa a una pulsión de transmitir, pero su presencia dentro de las pulsiones de vida, en el contexto de las pulsiones de conservación de la especie, es consistente con la ley general de inclusión del sujeto humano en la cultura que lo precede. La responsabilidad por conservar la cultura constituye una exigencia de trabajo para el psiquismo adulto, que se apuntala en el impulso por transferir a otro los emblemas identificatorios, las tradiciones, las estrategias de comportamiento, las destrezas instrumentales y los productos de la creatividad. El deseo de historiar y encontrar un sucesor se constituye evolutivamente, a partir de un aparato psíquico que al principio de la vida fue puramente receptividad y aprendizaje". (3)

El pensamiento freudiano tiene influencias lamarckianas en cuanto a la perduración de los cambios vivenciales en el inconciente filogenético, y su búsqueda del grano de verdad histórica se orienta hacia una raiz de realidad material acontecida. Llama la atención el interés de Freud por Weisman, fuertemente antilamarckiano, quién precisamente orientó sus investigaciones para demostrar que no era posible una paulatina alteración genética morfológica o comportamental. En una posición darwiniana como la de éste la transmisión de cultura está más bién en relación directa con la capacidad de adaptación de las especies, en función de la selección de la más apta. Así, para la selección natural de un grupo o una especie, es más útil el acrecentamiento de destrezas por un fuerte impulso a su transmisión, que dejar librada a la suerte su invención en la generación siguiente, y la capacidad ecoetológica de supervivencia del más apto está articulada intimamente con su potencial, mayor o menor, de transferir lo aprendido a los sucesores. En la obra de Freud, desde los escritos sociales hasta Moisés, también la teoría de la memoria colectiva parece basarse en un discurso transmitido por el empuje de un fuerte impulso a perdurar, y no solo circulante por comunicación entre los miembros del conjunto. Pero si aceptamos esta energía potencial de perduración cabe una vuelta de tuerca en la teoría de la castración. La amenaza de castración presupone en lo profundo una amenaza de olvido y de intrascendencia generacional, una imposibilidad de transmisión de los emblemas identificatorios al otro más joven que en más habrá de ser su continente. El clásico lugar teórico del emblema falo como símbolo narcisista de completamiento, requiere ahora un agregado para simbolizar también la procreación y la transmisión del plasma germinativo inmortal, y para interpretar la amenaza de castración como catástrofe transmisional.

Para Freud el ello no puede tener noticia alguna de la muerte, tampoco puede tenerla de una intrascendencia del plasma germinativo. Desde la teoría del inconciente filogenético "no hay lugar alguno para registrar ni regresos de la muerte ni retoños de la esterilidad". Sin embargo algunas reflexiones clínicas de Freud presuponen la angustia insoportable de la desaparición del sujeto y de su linaje. Schreber , con un matrimonio esteril , enfermó al ser nombrado juez : ... "Su raza corría el riesgo de extinguirse, y parece que estaba bastante orgulloso de su linaje y su familia". También los casos elegidos como ejemplo de caracteres que fracasan al triunfar: Macbeth y Rosmerholm de Ibsen. El primero sabe por la profecía que no va a ser fundador de una dinastía; corte de la cadena generacional y cataclismo de la transmisión. ,"... no se conforma con satisfacer su propia ambición, quiere ser el fundador de una dinastía y no haber asesinado para beneficio de unos extraños". En el segundo ejemplo, la esposa enfermiza y sin hijos, es fácilmente inducida al suicidio. Es poco frecuente encontrar relacionadas la castración simbólica y la imposibilidad real de la procreación, pero con Weisman Freud parece elegir una perspectiva más biológica que simbólica. El plasma inmortal es universal en su composición química, pero la doble hélice contiene un lenguaje que sostiene los códigos particulares, de cuya transmisión depende la supervivencia de cada especie. La carga pulsional de la castración biológica, como amenaza de no cumplir la más imperiosa ley, es claramente de gran intensidad, invistiendo también al mismo nivel la transmisión cultural estructurante de la especie humana.

Testar es testimoniar, y con ello preparar la sucesión generacional, dar testimonio de la historia de los proyectos identificatorios que se deben transmitir a las generaciones. El viejo ha sido siempre fin para si mismo, y además eslabón de una cadena de cronistas. En este último sentido ha sido primero receptor, se ha apropiado de los emblemas en la esencia de su identidad, y ahora que le queda poco tiempo debe asegurar el destino del "mayorazgo". En Psicología de las Masas el sujeto singular es nudo de una red formada por el modelo, el rival, el ayudante y el objeto, entre los cuales la información circula y se descarga, se modifica y enriquece: un proceso de transformación constante y dinámica que se continúa en la transmisión generacional.

Una característica de la omnipotencia narcisista es la alienación del otro como un doble, a través de una transmisión alienante destinada a sostener una fantasía de inmortalidad. La fantasía de inmortalidad está sostenida en la teoría por la desmentida de la muerte, es la misma defensa: escisión del preconciente, que actúa sobre la castración como instrumento del completamiento narcisista, en este caso con objetos identificatorios fetichizados que permiten sostener la ilusión de una transmisión monolítica , de saberes absolutos.

"En cambio, la aceptación de los límites de la transmisión da cuenta de una modalidad objetalizante. El otro no será un doble, pues recibirá el trato del semejante. No permitirá sostener una ilusión de inmortalidad, pero sostendrá la permanencia de muchas identificaciones, no todas, pero las suficientes para el sentimiento de dejar un registro. Este caso, al contrario de la omnisciente seguridad del tipo narcisista, se interroga, resignifica su historia desde un balance, y transmite su experiencia como un conjunto de saberes que los sucesores pueden cuestionar y recrear". (2)

Piera Aulagnier sostiene la importancia del deseo del nieto, que brinda al hijo una posición simbólica respecto del parentezco, comprendiendo su ocupación coyuntural de una función que solo pertenece a la especie, y que tiene la misión de transmitir.(1) Los sujetos adquieren enunciados, los repiten, creen en ellos, se apropian de la historia y confían en una futuración : el conjunto de los discursos sobre las instituciones mismas constituye el contrato narcisista. El grupo social, integrado por sujetos viejos que deben desaparecer, asegura su permanencia colectiva reemplazando los elementos muertos por los sujetos nuevos que van a repetir el mismo fragmento de discurso. Las pulsiones narcisistas del sujeto desaparecido nutren el narcisismo de los sujetos que advienen "gracias a la precatectización por parte del conjunto del infans como voz futura que ocupará el lugar que se le designa". "En la catectización del modelo ideal se nota la presencia primitiva de un deseo de inmortalidad ante el cual esta catectización se ofrece como sustituto". (1) Desde el lugar de los viejos, aquellos que van a ser antepasado, prehistoria, desaparición, es de donde se escuchan las voces que quieren terminar la tarea exigida: "la ilusión de que una nueva voz volverá a dar vida a la mismidad de su propio discurso, que de esta manera podría escapar al veredicto del tiempo..."

Consideramos que el abordaje psicoanalítico de la edad madura debe acentuar el rol de transmisor de identificaciones asumido por quien prepara su despedida. "En el ocaso pide garantías de ser reconocido como un enunciante de fundamentos, que tiene la misión, ya impostergable, de transmitir".(2) Pero en esta misión va a encontrar varias fuentes de limitaciones, que pueden producirle la dolorosa sensación de la tarea inconclusa: Ningún enunciado podrá transportar la totalidad de los emblemas identificatorios, esto implica aceptación de la castración. En segundo lugar porque aceptados los limites de la transmisión aún así el conjunto demostrará al viejo que no lo puede escuchar en lo que a este le importa. Estas limitaciones provocan la caida en un estado espontáneo de desidentificación.(5) Y por fin porque presiente, y es inevitable, la pérdida de matrices identificatorias grupales valiosas en la fallida trama de las crónicas. En esta línea de investigación clínica la propuesta es considerar en la vejez el impulso a la transmisión, interpretando el testamento como testimonio identificatorio, atendiendo al balance de la vida y al efecto de tarea inconclusa. La patética ilusión de ser un último cronista dará cuenta de la angustia de castración y de la reactivación de arcaicas fantasías parricidas, vueltas contra sí mismo en la etapa final de la vida. El tratamiento procurará transformar la patología en crisis vital, con una ganancia de serenidad apoyada en el balance, en la elaboración de su trascendencia, en el sentido de su tiempo. El heredero de las identificaciones no será su doble inmortal , pero como semejante, en los emblemas que recibió podrá mostrar al anciano el lugar que ocupará en la historia.

 

Bibliografía

1- Aulagnier, Piera. "La violencia de la interpretación".1975.Amorr. Bs. As.
2- Bleger, José. "Psicología de la conducta". 1969. C.E.A.L. Bs.As.
3- Bodni, O. "Vejez y Transmisión". 1998 . R.Psicoanálisis. Bs.As.
4- Freud, S. O.Cptas. Amorrortu Ed. Bs.As.
5- Kaës, René. "Transmisión de la vida psíquica entre generaciones". 1996. Amorrortu
6- Maldavsky D. "Teoría y cca. de los procesos tóxicos".Amorr.Bs.As.1992
7- Weisman, August. "The germ-plasm, a theory of heredity". 1893. London.